ANIMALITIS
La palabra animalitis no existe en el diccionario, a diferencia de animalismo, que sí existe. He querido crearla, con el sufijo itis, que significa “inflamación”, generalmente de un órgano como el oído, otitis, para denotar con ella la inflamación, no de un órgano, sino de un sentimiento, un sentimiento exacerbado de amor hacia los animales, que puede ocultar algún tipo de patología psicológica.
Veamos lo que es el animalismo primero: filosofía o movimiento que aboga por los derechos de los animales y su consideración moral en la sociedad. Busca eliminar la explotación y el sufrimiento animal, promoviendo la igualdad entre humanos y animales en términos de consideración ética.
Es importante señalar que el animalismo en sí mismo no es una patología, pero puede ser un indicio de problemas subyacentes que requieren atención de un psiquiatra o de un psicólogo.
PATOLOGÍA
La zoofilia es una parafilia en la que una persona experimenta atracción sexual hacia los animales. Esta atracción puede manifestarse de diversas formas, como fantasías sexuales, comportamientos sexuales, o relaciones íntimas con animales. La zoofilia es considerada una conducta sexual atípica y está ampliamente desaprobada y penalizada en muchas sociedades debido al sufrimiento que inflige a los animales y a las implicaciones éticas y legales involucradas.
La zoofilia y el animalismo son dos conceptos muy diferentes y, en muchos sentidos, opuestos. Mientras que la zoofilia implica una atracción sexual hacia los animales, el animalismo es un movimiento que aboga por los derechos y el bienestar de los mismos. La zoofilia implica una relación sexual con los animales que, en la mayoría de las culturas y jurisdicciones, se considera inaceptable e incluso ilegal debido al daño y la explotación que se les causa.
La zoofilia, también es conocida como bestialismo, zoolagnia o zooerastia y está incluida dentro de las enfermedades parafílicas. Es una práctica penada por ley en muchos países, incluido España. Esta práctica también puede tener consecuencias graves para la salud de la persona que la padece, como enfermedades venéreas. Asimismo, durante el acto se pueden provocar lesiones físicas en ambos.
ANIMALISMO
El examen de nuestra relación con los animales puede reflejar aspectos de nuestra psique y personalidad de todo tipo, normales y patológicos. Alguien que muestra compasión hacia ellos podría tener una disposición empática y sensible, mientras que aquellos que muestran crueldad podrían estar expresando frustraciones o problemas emocionales no resueltos. Además, el apego a los animales puede servir como una forma de satisfacer necesidades emocionales o compensar la falta de conexión humana en la vida afectiva y social de una persona.
Las diversas patologías psicológicas podrían incluir:
1. Antropomorfización excesiva: atribuir características humanas a los animales puede indicar dificultades para relacionarse con seres humanos o una necesidad de proyectar cualidades ideales y deseables en los animales.
2. Misantropía: un rechazo generalizado hacia los seres humanos puede llevar a una preferencia por la compañía animal y una identificación más fuerte con ellos.
3. Trauma o abuso pasado: las experiencias negativas con humanos pueden llevar a la desconfianza o miedo hacia ellos, lo que resulta en una mayor afinidad con los animales.
4. Trastornos de apego: la formación de fuertes lazos emocionales con animales puede ser una forma de compensar relaciones humanas inestables o ausentes.
5. Obsesión compulsiva: la compulsión por cuidar o proteger a los animales puede indicar un trastorno obsesivo-compulsivo u otros trastornos de ansiedad.
6. Ecofobia: el miedo extremo hacia el mundo natural puede llevar a una sobrecompensación en el cuidado y protección de los animales como una manera de controlar ese miedo.
Es importante destacar que el amor y el compromiso hacia los animales no siempre indican una patología; sin embargo, cuando estos comportamientos interfieren significativamente con el funcionamiento diario o en las relaciones humanas, pueden ser signos de problemas subyacentes que requieren atención psicológica.
ANSIEDAD
Detrás del animalismo, pueden esconderse diversas patologías psiquiátricas, como trastornos del estado de ánimo, de la personalidad, alimentarios, de ansiedad, e incluso psicóticos, llevando a una mayor afinidad con los animales y buscando en ellos una fuente de consuelo y apoyo emocional, además de una preocupación excesiva por su bienestar y un miedo proyectado a su sufrimiento. Puede haber detrás dificultades de comunicación e interacción social donde los individuos afectados pueden experimentar las relaciones como intensas y volátiles, encontrando en los animales una fuente de estabilidad emocional. Incluso puede llegar al delirio en algunas ocasiones, como la creencia de que los animales tienen poderes especiales o mensajes ocultos. En algunos casos, el animalismo puede estar relacionado con trastornos alimentarios, como la ortorexia, en la cual el afectado desarrolla una obsesión por alimentar a los animales con una dieta perfecta o una preocupación excesiva por la salud animal. Por otro lado, el veganismo o vegetarianismo pueden ser utilizados como una forma socialmente aceptable de restringir la ingesta de alimentos. Las personas con trastornos alimenticios pueden utilizar estas dietas para ocultar o encubrir sus verdaderas intenciones de restricción y evitar así el escrutinio social con los riesgos de salud que acarrea dicha conducta.
Estas anomalías, que en mayor o menor medida nos afectan a todos, se producen al desplazar sentimientos que nos cuestan expresar a otros humanos, a las mascotas. Si se lleva a cabo de forma exagerada las neurotizamos, trasladando nuestras frustraciones y anhelos a nuestros animales, como bien saben los adiestradores de perros, como César Millán, quien sostiene que los trastornos psicológicos de las mascotas son los que les trasladan sus dueños. Les hablamos, les pegamos, les esterilizamos y les besamos sin tener en cuenta la higiene física ni mental. Y lo más significativo es que dichos adiestradores, curan a nuestras mascotas deshumanizándolas, devolviéndolas a su animalidad. En el otro extremo, les cazamos o les explotamos, o les sacrificamos en espectáculos como los toros.
A parte de los excesos verbales cometidos en la elaboración del anteproyecto de Ley de Protección Animal, como llamarles seres sintientes a los que no se les pide permiso, tratando de equiparar el asunto con la ley del “Sí es Sí”, es necesaria una regulación del trato que debemos dispensar a los animales.
IDEALIZACIÓN
Se les puede llegar a idealizar, como a las personas, atribuyéndoles una nobleza y bondad que contrasta con la maldad que achacan los animalistas radicales a la especie humana, demonizándola, de una manera simplista y maniquea. Este proceso de antropomorfización excesiva puede llegar a ser patológico, una defensa ante la aceptación de sentimientos propios poco confesables como la envidia, la ira, el rencor, el odio, proyectándolos en los “otros” humanos “malos”, buscando identificarse con los animales idealizados “buenos”. Este proceso, en casos extremos, puede llegar a ser delirante.
PSICOTERAPIA
Resumiendo: con el concepto animalitis he querido informar sobre un trastorno que cada vez detectamos más en consulta, y advertir sobre lo patológico de todo ese conjunto de ideas y comportamientos exagerados respecto a la relación con los animales, que va desde lo grotesco a lo directamente insano, y trasladar la esperanza de que los animales pueden y deben de ser protegidos no sólo de nuestra crueldad sino incluso del cariño excesivo y patológico, deshumanizándoles y devolviéndoles su animalidad. Y a los humanos que padecen animalitis, darles la esperanza e informarles de que pueden ser tratados en terapia, a ellos sí, humanizándoles.