La Culpa

Aspectos positivos y negativos de la culpa

La culpa tiene muy mala prensa, pero ¿realmente es nociva la culpa? Como muchas cosas en la vida, tiene sus aspectos positivos y negativos. Entre los primeros, podemos destacar que la culpa hace que nos comportemos como personas responsables y confiables, y no como informales e incluso psicópatas. Además, fomenta que nos hagamos cargo del daño causado y que lo reparemos. Como aspectos negativos podemos destacar cuando la culpa, en vez de constructiva resulta ser mortificadora y masoquista. Lo que está claro es que a nadie le gusta sentirla, pero no podemos ni debemos clasificar los sentimientos en buenos o malos en función del agrado o desagrado que nos produzca. Un adulto se caracteriza por asumir sus responsabilidades y no por guiarse por el principio del placer y evitación del displacer. De modo que la culpa, en su justa medida, es inevitable y necesaria.

Evolución humana y el papel de la culpa

Si algo nos distingue como especie es el desarrollo alcanzado por nuestra inteligencia y autoconsciencia, que han llevado aparejados un nivel mayor de autogestión y responsabilidad como individuos pertenecientes al género humano. Este desarrollo nos ha permitido evolucionar como especie y salir de nuestro egocentrismo, a pesar de todos los excesos cometidos. Algunos dirían que la nuestra es la más cruel de las especies y que no es precisamente admirable por su capacidad de destrucción. En otro artículo hablaré de animalismo patológico.

Evolución del cerebro humano y la culpa

El estudio de la evolución de las especies, nos ilustra cómo el ser humano ha desarrollado su cerebro y su inteligencia más que ninguna otra. Esto fue el resultado de muchos factores, entre ellos, las mutaciones genéticas, los cambios de hábitats y la alimentación variada. Esta evolución mental se efectuó por etapas, que podríamos resumir en: pensamiento mágico, simbolización, lenguaje, consciencia (capacidad de pensarse a sí mismo), conciencia (distinción entre el bien y el mal), culpa, religión, leyes, etc. Todo este proceso evolutivo ha tendido a fomentar la autonomía y la capacidad de autogestión y de responsabilidad sobre nosotros mismos, transcendiendo a los instintos, pasando de la acción-reacción instintiva, del estímulo-respuesta, a la autorregulación. Cada uno de nosotros atravesamos esta evolución filogenética en nuestro propio desarrollo ontogenético, evolucionando y pasando de gatear a la bipedestación, del balbuceo al habla, y del pensamiento concreto al abstracto.

La culpa y la religión

El desarrollo y gestión de la culpa ha ido paralelo a la evolución humana, y la religión, como vehículo simbólico y fiscalizador de la misma, ha tenido un papel crucial en una etapa de la evolución cultural humana, siendo considerada incluso como vanguardista en un largo período de la historia. Hoy en día, sin embargo, ha pasado a tener un papel ingrato e incluso ser considerada como un lastre, motivo de enfrentamientos y de guerras. El asunto espinoso de los abusos cometidos en su seno, en un ambiente viciado de represión sexual e hipocresía, no ha supuesto un lavado de imagen precisamente.

Reflexiones sobre la evolución humana y la culpa

Resumiendo, podríamos decir que hemos pasado de ser animales de las cavernas a sujetos temerosos de Dios, y hemos continuado incluso hacia una omnipotencia del pensamiento y una soberbia adolescente, irresponsable e inmadura de las sociedades occidentales actuales. Es obvio que el ser humano es reflejo de la sociedad y ésta del ser humano, y es absurdo tratar de establecer qué fue antes, sí el huevo o la gallina, porque ambos se influyen y retroalimentan constantemente.

Patologías sociales y culpa

Como efectos colaterales de este progreso lleno de dificultades, se han producido patologías sociales equivalentes a las individuales. Como no somos Dios, si es que tal cosa existe, lo más sensato es intentar ayudar y aliviar al individuo, con la razonable, pero por momentos ingenua, esperanza de que esto cambie a la sociedad en su conjunto. El grano de arena en la playa, como se suele decir.

La culpa: ¿buena o mala?

Me estoy desviando un poco, así que volveré a la cuestión principal: ¿es bueno sentir la culpa o tenemos que evitarla? La única respuesta sensata que se me ocurre es que, como la mayoría de las cosas en esta vida, en el término medio está el equilibrio justo. Hay pacientes con psicopatías que parece que son alérgicos a la culpa y encuentran justificación y refuerzo en los modelos sociales e individuales, irresponsables, que han sufrido, padecido o incluso disfrutado por momentos de forma perversa. Saben lo que está mal moralmente, pero no les condiciona ni limita sus actos, como si a ellos no les afectara. No están locos ni pierden el contacto con la realidad, pero la moral general no les afecta, y ellos tienen la suya propia.

Depresivos y masoquistas frente a la culpa

En el otro extremo están los depresivos y masoquistas que se sienten culpables de todo, lo cual es equivalente a lo anterior, pero dado la vuelta, y ya se sabe que los extremos se tocan. Ambos coinciden en la irresponsabilidad como seres humanos, ya que sentirse culpable de todo y de nada es equivalente, y es escurrir el bulto como persona adulta y responsable. Es curioso que ambos coinciden en pedirnos a los terapeutas que les libremos de la culpa, que a veces viven de forma persecutoria. A ambos les debemos decir que para librarse de ella hay que caer en la misma, como con las tentaciones (Oscar Wilde).

Cómo superar la culpa

La culpa se siente, se repara el daño, y su supera, agotando el proceso y superándola. Es la única técnica eficaz. En cambio, si se tapa, se actúa inconscientemente y es entonces cuando hacemos cosas raras, como darnos tiros en los pies.

Errores en la gestión terapéutica de la culpa

Los terapeutas que se limitan a librar de la culpa al paciente, a disociarla, proyectarla o escindirla, cometen un error fatal. El empoderamiento como solución para todo, el echar la culpa a los demás para librarse de la responsabilidad propia como única salida, más bien huida, con la coartada de ideologías extremistas y fanáticas, la sobreprotección, el decir al paciente lo que quiere oír, no son más que estrategias cortoplacistas eficaces para cronificar y aumentar el problema o incluso el trastorno, una huida hacia adelante, un placebo, una droga evasiva de la realidad, que evita pensar y asumir la culpa, la responsabilidad, e impide por tanto librarse de ella, actuándola inconsciente e irremediablemente.

Responsabilidad del terapeuta

A todos nos gusta ser el poli bueno de la película, pero alguien tiene que asumir la responsabilidad de ser el malo cuando toca. Sé que lo que digo puede resultar políticamente incómodo, incorrecto, pero es necesario que seamos honestos con nuestros pacientes y con nosotros mismos.

La verdad sobre la terapia y la culpa

No somos curanderos ni magos sino psicólogos que ayudamos a las personas a autogestionarse mejor, no a librarse de sus responsabilidades echando las culpas fuera. Pretender vender eso es un timo, un engañabobos, y sólo puede conducir a la frustración.

Tratamiento adecuado de la culpa

Evidentemente, muchas veces nos toca librarle al paciente de culpas torturantes y masoquistas, claro que sí, pero otras muchas debemos ser el reflejo de su conciencia y ayudarles a asumirla y a perdonarse reparando el daño, pero no es de recibo fomentar la irresponsabilidad como remedio para todo.

Reflexiones finales sobre la culpa

Estás reflexiones son para compartir y discrepar, con psicólogos que no hacen buena praxis y con los pacientes, que a veces son más sensatos que los propios terapeutas y que nos enseñan y saben que la magia no existe. No les tratemos como a niños, sino como adultos. La felicidad y la desgracia, la comedia y la tragedia, vienen en el mismo pack, y no se puede elegir. Seamos serios y honestos con la gente.

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Josean Aira | Psicologo
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